La magia de la cocina: un viaje inesperado
La gastronomía tiene el poder único de traspasar fronteras y unir culturas de maneras inesperadas, una verdad que Joan Roca, el reconocido chef, siempre ha defendido con pasión al afirmar que «la cocina es capaz de inventar nuevos mundos». Este poder de la cocina no radica en el origen de los ingredientes o en el lugar de donde provienen las recetas, sino en el amor y dedicación que cada cocinero pone en sus platos. En Valencia, específicamente en los fogones del restaurante Vlue Arribar, se vive una historia que encapsula esta esencia a la perfección. Adama Tiallo, un maestro arrocero de origen senegalés, es un testimonio viviente de cómo la gastronomía puede transformar vidas y unir culturas dispares.
Tiallo, de 47 años, llegó a España hace casi dos décadas, y lo hizo de la manera más ardua y desafiante: cruzando el mar en una patera. Hoy, sin embargo, es un enamorado de la paella valenciana, un platillo que ha dominado con tal destreza que sueña con cocinar la mejor paella del mundo. Su habilidad y dedicación le han permitido clasificarse para la final del 63º Concurso Internacional de Paella Valenciana de Sueca, un evento de gran prestigio que reúne a los mejores cocineros especializados en este emblemático plato. Este logro, lejos de ser un fin, es un paso más en su viaje, y Tiallo se prepara para competir con la esperanza de llevarse el codiciado trofeo en septiembre.
El viaje de Adama: de Senegal a los fogones valencianos
La historia de Adama no es solo la de un chef que ha aprendido a cocinar una paella perfecta; es la historia de un hombre que ha superado adversidades inimaginables. Su travesía comenzó en Senegal y lo llevó a través de las aguas peligrosas que separan África de Europa, hasta las Islas Canarias, donde fue retenido antes de ser trasladado a Fuerteventura. De allí, su viaje continuó hacia Málaga, una ciudad donde enfrentó la dura realidad de ser un migrante sin conexiones, familia o recursos.
En Málaga, Adama comenzó a forjar su nuevo destino. Con la ayuda de un compatriota que hablaba francés, encontró su primer empleo, aunque sin la documentación necesaria, las opciones eran escasas. Fue este amigo quien le sugirió trasladarse a Valencia, donde las oportunidades en el campo eran más abundantes. Adama tomó un autobús hacia Valencia, y allí, sin hogar ni sustento, pasó las primeras noches durmiendo bajo un puente. Su situación comenzó a mejorar gracias al apoyo de Cáritas y de albergues locales, hasta que finalmente pudo alquilar una habitación y empezar a construir una vida más estable.
El arte de la paella: una pasión inesperada
El verdadero cambio en la vida de Adama vino cuando un amigo hostelero de Ángel Brandez, propietario del Vlue Arribar, le ofreció un empleo en su cocina. Lo que comenzó como un trabajo humilde, fregando platos, se convirtió en una pasión y una carrera cuando Adama fue progresando en la cocina. Con el tiempo, pasó de limpiar utensilios a preparar postres y freír entrantes, hasta que finalmente aprendió a cocinar la paella valenciana, el plato que ha llegado a dominar con tal precisión que ahora se considera uno de los mejores arroceros de la región.
Ángel Brandez, quien ha sido testigo y mentor en este viaje, no puede estar más orgulloso. Según él, aunque muchos en el equipo han compartido con Adama sus secretos culinarios, es el talento natural de Tiallo el que realmente brilla. «Todos le hemos ido aportando trucos, pero al final su talento es el que prima», comenta Ángel, subrayando la capacidad de trabajo y la inteligencia de Adama para dominar un plato tan complejo como la paella valenciana. Este orgullo no es solo profesional, sino también personal, ya que Adama ha demostrado una resiliencia y una dedicación excepcionales, enviando regularmente dinero a su familia en Senegal, y superando obstáculos que pocos pueden imaginar.
Preparando la paella perfecta: las claves del éxito
Aprender a cocinar la paella perfecta no fue una tarea fácil, pero Adama la abordó con la misma tenacidad que ha demostrado en su vida personal. Aunque comenzó desde cero, rápidamente mostró una habilidad innata para la cocina. Fue otro cocinero del Vlue Arribar quien le enseñó los secretos de la paella valenciana, y hoy Adama bromea diciendo que ya la cocina mejor que su mentor. Uno de los aspectos más importantes, según él, es el color del arroz: «muy importante que no salga blanco». Además, insiste en que la paella debe cocinarse a fuego lento para permitir que todos los sabores se integren a la perfección.
El camino hacia el éxito no termina aquí para Adama y su equipo. Ángel Brandez, que ha ganado varios concursos culinarios, incluido un concurso televisivo en À Punt y dos veces el Campeonato Internacional de Steak Tartar, tiene claro que su próximo objetivo es ganar el concurso internacional de paellas en Sueca. «Vamos con toda la ilusión de ganar porque consideramos que hacemos la mejor paella valenciana que se puede comer en la Comunidad Valenciana», asegura Ángel.
Un homenaje a la diversidad culinaria
El éxito de Adama no solo es un reflejo de su talento personal, sino también de la diversidad y la riqueza cultural que ha encontrado su hogar en la cocina valenciana. Junto a su compañera Virginia, otra cocinera del Vlue Arribar, han absorbido y hecho suyo el amor por la paella, convirtiendo esta tradición culinaria en un símbolo de integración y acogida. «Confío mucho en nuestros dos grandes profesionales, en Adama y Virginia», dice Ángel Brandez, resaltando que su participación en el concurso no es solo una oportunidad para demostrar sus habilidades, sino también un homenaje a la tierra de acogida que es Valencia.
Este viaje culinario que comenzó en las adversidades de la migración y que ha florecido en los fogones de Valencia, es una prueba de que la cocina puede, efectivamente, inventar nuevos mundos. Con el talento de Adama y el apoyo de su equipo, el próximo capítulo de esta historia promete ser tan sabroso como la paella que han perfeccionado.