Cachondeo por la metedura de pata de un soltero con el país de origen de su cita: “Me ofende”

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‘First Dates’ no deja de sorprender.

En la vibrante y eterna vigilia de una gran ciudad, el programa ‘First Dates’ emerge como un oasis de romanticismo para aquellos que, en el caos de la vida moderna, anhelan encontrar su alma gemela. Este templo de la televisión, célebre por sus citas a ciegas que oscilan entre lo mágico y lo absurdo, se erige como el telón de fondo para una serie de odiseas amorosas, donde el destino de los participantes se entreteje con el hilo del azar.

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La noble aspiración del programa es fungir como el catalizador de conexiones profundas, pero el viaje hacia el amor auténtico está plagado de giros inesperados y revelaciones impactantes. A sus 25 años, Lin se ve a sí misma como una mujer que ha alcanzado una madurez significativa, una cualidad que desea encontrar en su pareja ideal, especialmente después de haber sobrevivido a una relación que la consumió: “Me perdí a mí misma durante 6 años, me dejé absorber por una relación y me olvidé de mí misma”.

La metedura de pata con su país de origen.

En su camino hacia la autorrealización, Lin llegó al plató de ‘First Dates’ el martes 23 de abril, donde se cruzó con Iban, descrito por ella como “cercano, cariñoso y sensible”, aunque “todo lo contrario” a lo que ella busca físicamente en un hombre. A pesar de las diferencias, decidió darle una oportunidad y compartir una cena para conocerlo mejor.

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La primera inquietud de Lin, trabajadora de un hotel, fue averiguar si Iban tenía algún prejuicio hacia su herencia china. “No tengo ningún problema. Puedes estar tranquila. Yo como sushi y todo, no tengo problema”, fue la respuesta del educador y aspirante a funcionario. Pero entonces, se produjo el desliz.

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“El sushi es comida japonesa”, le espetó Lin con firmeza. “Sí, perdón”, se disculpó rápidamente el riojano. Fuera del alcance de las cámaras, Lin expresó su molestia por el error: “Chico, el sushi es comida japonesa. Al final, ofende que te lo digan tantas veces. Es que eso es cultura. Es comida japonesa, no china”.

“No me gusta”.

Conforme avanzaba la velada, ambos participantes confirmaron sus sospechas iniciales: no compartían mucho en común. “Mis parejas siempre han sido más jóvenes que yo. Para mí, es importante que sean más jóvenes porque yo soy un poco infantil en algunas cosas”, comentó Iban, revelando una preferencia que no resonó bien con Lin: “No me gusta. Quiero un hombre maduro”.

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“No hay que perder al niño que tienes dentro. Esa ilusión, esas ganas”, defendía Iban, participante del programa de Cuatro. No obstante, para Lin, la idea de que un hombre de 33 años, que se considera a sí mismo algo infantil, quisiera formar una familia en el futuro, resultaba contradictoria: “Es infantil, pero quiere tener hijos y formar una familia. No he entendido mucho la cosa”.

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Al final de la cita, ambos estuvieron de acuerdo en que no habría un segundo encuentro. “No he sentido ese feeling, esa atracción física. No eres mi prototipo y la distancia también es un problema. Me has caído bien, así que como amigo sí”, admitió Lin, y Iban concordó: “Como pareja, va a ser complicado por el tema de la distancia”.

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