Un encuentro sin chispa
Miguel, un almeriense de 52 años, llegó al conocido restaurante de ‘First Dates’ con la esperanza de encontrar el amor. Se describía a sí mismo como alguien que vive las relaciones con gran intensidad. “Eso no le gusta a las mujeres”, reconocía con franqueza. Su historial amoroso incluía tres matrimonios previos. “Soy muy intenso, me han dicho que ese es mi fallo, me dicen que soy pesado”, admitía sin rodeos.
Pascuala, conocida entre sus amigos como Usa, era una mujer murciana de 51 años que no tardó en darse cuenta de que Miguel no cumplía con sus expectativas. “Si no me gusta una cosa se me nota, no puedo mentir”, confesaba ella. Desde el principio, Usa se mostraba crítica con Miguel, enumerando en el confesionario del programa todo lo que le desagradaba del soltero. “El labio ese caído me ha echado para atrás. No me veo besándome con un hombre con el labio así”, comentaba con decisión.
Diferencias insuperables
Carlos Sobera, el anfitrión, guió a la pareja hasta su mesa, donde pronto se hicieron evidentes sus diferencias. Miguel, un entusiasta del vino, encontró en su afición un punto de fricción con Usa. “Cada sorbo que pegaba movía la copa, eso me ha puesto muy nerviosa”, explicaba ella. Miguel intentaba justificar su comportamiento: “Si no bebe mata un poquillo la conversación en la cena”, decía.
A medida que avanzaba la cena, Miguel mostraba interés por el pueblo de Usa, aunque no ocultaba su descontento por el hecho de que ella fuera murciana. “Ella es de Murcia y la gente de Murcia es bastante seca”, afirmaba.
Durante la velada, Miguel sorprendía a Usa al revelar que sus anteriores parejas lo habían abandonado por ser “pesado” y demasiado atento. “Que tres parejas te dejen por dar cariño cuando a una mujer es lo que más le gusta… algo no me cuadra”, reflexionaba Usa.
Conclusiones finales
Por otro lado, Usa expresaba que nunca se había sentido completamente amada. “Ella es de Murcia, nunca le habrán dicho te quiero o te echo de menos porque es muy seca”, replicaba Miguel.
Al final de la cena, estaba claro que no había futuro para la relación entre Miguel y Usa. “Me gustan las mujeres que aparentan menos edad, sin muchas arrugas y con mucho pecho”, revelaba Miguel. Al final, ambos fueron honestos y decidieron no tener un segundo encuentro, ya que no habían encontrado la química deseada.