El futbolista falleció a los 28 años.
La noticia de la partida de figuras que marcan una época nunca deja indiferente. Cuando alguien cuya trayectoria ha dejado huella desaparece de manera inesperada, el impacto no solo golpea a familiares y amigos, sino también a miles de seguidores que sienten la pérdida como propia. El deporte, una vez más, se encuentra de luto.
El pasado 3 de junio, el portugués Diogo Jota falleció en un accidente automovilístico en Zamora. El jugador del Liverpool viajaba junto a su hermano André Silva, futbolista del Penafiel, cuando el vehículo en el que se desplazaban perdió el control en la autovía Rías Bajas. La colisión, seguida de un incendio, resultó fatal para ambos.
El futuro de una familia rota.
El drama personal fue inmediato y devastador: Jota había contraído matrimonio apenas once días antes con Rute Cardoso. Lo que debía ser el inicio de una nueva vida en común terminó en tragedia, dejándola viuda con tres hijos a su cuidado. Ante esta situación, el club inglés decidió cubrir el contrato completo del delantero como gesto de respaldo a su familia.
El entrenador del Liverpool, Arne Slot, confirmó que la institución asumirá el pago íntegro del acuerdo, una suma estimada en 160.000 libras semanales. El anuncio llega tras días de incertidumbre y críticas sobre la falta de una respuesta rápida por parte de la directiva. Con esta decisión, se pretende garantizar cierta estabilidad económica a la viuda y a los hijos del jugador.
Una afición que llora y exige respuestas.
La noticia del accidente dejó a los seguidores del club y de la selección portuguesa sumidos en una profunda tristeza. La figura de Jota era admirada por su entrega y talento, y su ausencia supone un vacío difícil de llenar. No obstante, también hubo reproches hacia los dirigentes, señalados por su aparente lentitud a la hora de comunicar cómo se manejaría la situación contractual.
Slot defendió públicamente la resolución final del caso, asegurando que el acuerdo alcanzado honra la memoria del futbolista y ofrece tranquilidad a su familia. “Los propietarios pueden recibir críticas, pero esta vez actuaron de manera justa”, subrayó el técnico. La herida emocional seguirá abierta, pero al menos se ha dado un paso para aliviar la carga que deja la tragedia.