Trágico suceso.
Un adiós inesperado y doloroso. Así se podría definir la pérdida de Daniel Ulecia Leoz, el bajista de El Columpio Asesino, una de las bandas más emblemáticas del panorama musical independiente español. El artista, que también era productor y había trabajado con diversos grupos, falleció el pasado jueves a los 53 años de edad, tras una larga batalla contra una enfermedad que no ha trascendido.
Ulecia se incorporó a El Columpio Asesino en 2011, coincidiendo con el lanzamiento de su cuarto álbum, ‘Diamantes’, que les consagró como una de las propuestas más originales y arriesgadas del indie nacional. Con su bajo eléctrico y sus teclados, aportó una nueva dimensión al sonido de la banda, que mezclaba rock, pop, electrónica y psicodelia con letras ácidas y críticas.
El músico navarro era un pilar fundamental de El Columpio Asesino, junto con su hermano Jon Ulecia, que abandonó el grupo en 2019, y con el que también había formado parte de Cantina Bizarro, un proyecto paralelo de rock experimental. Además, Ulecia compartía escenario con los hermanos Albaro (voz y batería) y Raúl Arizaleta (guitarra y sintetizador), y con Cristina Martínez (guitarra y voz), pareja sentimental y artística del líder de la formación, Albaro Arizaleta.
La trayectoria de Ulecia no se limitaba a El Columpio Asesino. Antes de integrarse en el grupo, el artista había viajado a Estados Unidos en los años 90, donde se formó en el Musicians Institute de Los Ángeles, una prestigiosa escuela de música contemporánea. Allí desarrolló también su faceta como productor, y colaboró con varias bandas como Los Graves o Las Culebras, a las que aportó su talento y su visión innovadora.
La muerte de Ulecia ha conmocionado al mundo de la música independiente, que ha expresado su pesar y su reconocimiento a través de las redes sociales. El Columpio Asesino, que había anunciado su disolución hace un año, se encuentra actualmente en su gira de despedida, en la que ha contado con la colaboración de Íñigo Cabezafuego, que ha sustituido a Ulecia en el bajo y los teclados. La banda ha dedicado sus últimos conciertos a la memoria de su compañero y amigo, que deja un vacío irreparable en el corazón de sus fans y de la escena indie.