Llega el verano, y con él Instagram se llena de fotos más retocadas que la cara de Camilo Sesto. Instagramers, blogueras de moda, señores de Burgos y hasta tu tía la del pueblo, todos quieren estar estupendos para obtener muchos likes, y recurren a las artimañas más inverosímiles para conseguirlos. Te cuentan hace 30 años que la autoestima de una persona podría variar según los corazones que le dieran desconocidos tocando una pantalla de un teléfono y no te lo crees.
Pero hay una mujer que ha dicho basta, y en su perfil de esta red social se ha propuesto destapar todas las “trampas” que hacen las que siempre salen perfectas en las fotos. Imre Çeçen, una bloguera de fitness holandesa, ha publicado dos fotografías iguales pero a la vez distintas. En una se ve la típica imagen perfecta para Instagram y recibir muchos “me gusta”; y en la otra lo que sería la realidad.
Ni que decir tiene el daño que estas trampas causan en muchas de las seguidoras adolescentes de estas influencers, que piensan que tener ese tipo de cuerpo –totalmente falseado por los retoques fotográficos– es lo normal.
“¿A alguno de vosotros le suena eso de que las piernas parecen ‘normales’ cuando estamos de pie y se convierten, en cuanto nos sentamos, en una enorme montaña de carne? ¿Por qué los dos bastoncitos que utilizamos para caminar adoptan el tamaño de Texas en cuanto tocan el asiento? Esta es la cosa más normal del mundo, y debemos aceptarla. Está claro: si las piernas están contra una superficie, es lógico que se expandan. Esto no significa que sea grasa.
Hemos perdido el contacto con la realidad porque en internet sólo vemos piernas asombrosamente sexy, y yo soy en parte culpable por haberlas posteado.
Fue realmente difícil. He tenido que arquear la espalda como una loca, mantener elevadas las piernas mientras me sentaba al borde la piscina, por lo que casi me caigo dentro. Tanto mi máquina como yo hemos estado en riesgo de caer en la tristeza de la “instar perfección.”