Todos conocemos historias en las que alguien –generalmente un amigo de un amigo– se levanta una mañana sin recordar nada… y con algún tatuaje donde antes no había nada. El protagonista de estas historias seguramente le echa la culpa a los chupitos de tequila de la noche anterior, ¿cómo si no le parecería tan buena idea decorar su cuerpo con algún extravagante dibujo? ¿O tan mala a la mañana siguiente?
Y es que el alcohol siempre es un mal consejero, especialmente si eres propenso a perder el control cuando tomas bebidas espirituosas. Pero tranquilos: siempre tenéis la opción de cubrir un tatuaje desastroso con algo mejor… ¡simplemente aseguraos de que realmente es mejor!
No os vaya a pasar como a nuestro protagonista:
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