Lo cotidiano que triunfa.
Las noticias sobre supermercados y experiencias de consumo en el día a día son, curiosamente, algunas de las más leídas en redes sociales. Basta con que un cliente comparta una anécdota, un nuevo producto o un descubrimiento en un pasillo cualquiera para que miles de usuarios se sumen al debate.

El interés no es solo por el producto en sí, sino por lo que representa: comodidad, ahorro y la sensación de estar al tanto de los pequeños placeres del consumo cotidiano. En un panorama donde las noticias suelen girar en torno a temas políticos o económicos, los contenidos que nacen en los supermercados logran una conexión más directa y emocional.
Y no es casualidad. Las marcas de alimentación se han convertido en protagonistas involuntarias de la conversación digital, en buena parte porque forman parte de la rutina de millones de personas. Hablar de lo que se compra o se come en casa es, en el fondo, una forma de hablar de uno mismo. Por eso, cuando un establecimiento introduce un cambio o se descubre quién está detrás de un producto popular, el interés se multiplica.
Mercadona, en particular, suele ser un terreno fértil para este tipo de noticias. La cadena española despierta pasiones y críticas por igual, y cada movimiento suyo acaba convertido en tendencia. Lo que parecía una simple innovación logística o gastronómica termina generando debates sobre hábitos de consumo, precios o calidad.
La historia detrás de los platos preparados.
En esta ocasión, el foco ha vuelto a ponerse sobre su sección ‘Listo para comer’, esa parte del supermercado que ha conquistado a quienes buscan una solución rápida sin renunciar al sabor. Detrás de esa bandeja de lasaña o de esas costillas que salvan una cena improvisada, hay una empresa valenciana que lleva años creciendo a la sombra del gigante de la distribución. Se trata de Familia Martínez, un grupo que reúne nombres como Embutidos Martínez, Platos Tradicionales, Cinco Tenedores y La Pila Food.

Su especialidad: convertir la comida casera en un producto listo para servir. Los platos que muchos clientes asocian directamente a Mercadona —desde risottos hasta ensaladillas rusas, pasando por canelones o codillo— tienen su origen en las cocinas industriales de esta compañía. La relación entre ambas partes no es nueva, pero sí ha alcanzado una dimensión muy distinta en los últimos años, en los que la demanda de comida preparada no ha dejado de crecer.
Familia Martínez comenzó su colaboración con Mercadona en los años ochenta, aunque su gran salto se produjo en 2006, con la creación de Platos Tradicionales. Desde entonces, su producción no ha hecho más que expandirse, dando forma a un catálogo de quinta gama que incluye desde asados hasta cremas, todos bajo la marca Hacendado. Un modelo que ha demostrado que la rapidez y la calidad pueden ir de la mano si hay una estructura sólida detrás.
La expansión del sabor.
El crecimiento de esta empresa es tan notable que ya se han puesto en marcha dos grandes proyectos para los próximos años. Entre 2025 y 2026 verán la luz nuevas instalaciones con una inversión de 150 millones de euros. Uno de los proyectos más ambiciosos es una planta de 20.000 metros cuadrados en Buñol, destinada a la producción de asados, que reforzará su papel como proveedor clave de Mercadona. Además, se sumará un nuevo centro logístico en Torrent, de 3.500 metros cuadrados, pensado para optimizar la distribución y mejorar los tiempos de entrega.
«Estamos en un momento de crecimiento importante en línea con la buena marcha de nuestro principal cliente. Por ese motivo, nuestras principales inversiones durante 2024 y 2025 se han centrado en la puesta en marcha de nuevas instalaciones para seguir esta buena inercia del mercado, garantizando siempre el mejor producto con la máxima calidad, sin perder de vista nuestro activo más importante, las personas», aseguró Raúl Martín, CEO de Familia Martínez.
Esta declaración resume bien el espíritu de la compañía, que combina ambición empresarial con una narrativa de cercanía y cuidado humano. Su expansión no solo refuerza su posición dentro del sector alimentario, sino que también contribuye al tejido económico de la Comunidad Valenciana, generando empleo y consolidando una cadena de valor cada vez más robusta.
Un fenómeno que da que hablar.
La historia de Familia Martínez ha despertado un enorme interés entre los consumidores y usuarios de redes sociales. Muchos se han sorprendido al descubrir quién está detrás de los platos que forman parte de su día a día, mientras otros celebran que una empresa local alcance tal nivel de desarrollo. El tema ha ocupado conversaciones en foros, comentarios y publicaciones virales, recordando que las grandes historias no siempre se encuentran en los titulares políticos o internacionales, sino también en los pasillos del supermercado.
Porque, al final, hablar de Mercadona y de sus colaboradores no es solo hablar de comida: es hablar de una forma de vida, de cómo comemos, trabajamos y compartimos el tiempo. Y eso, sin duda, es algo que siempre genera conversación.