El momento más tenso del reality.
Cuando un concurso de convivencia como Supervivientes alcanza su ecuador, las emociones suelen dispararse. A estas alturas, los concursantes ya han establecido vínculos intensos y también rencillas difíciles de disimular. Es precisamente en este tramo cuando las alianzas se consolidan o se rompen, y el impacto de la audiencia empieza a sentirse con fuerza.
Lo que en las primeras semanas son estrategias y primeras impresiones, se transforma ahora en intuiciones más certeras sobre quién gusta fuera y quién no. Las máscaras caen, y cada gesto cuenta doble. Las tensiones crecen no solo por la escasez de comida o la fatiga, sino por la presión de saberse observados y juzgados.
En esta edición de Supervivientes 2025, los focos han girado con fuerza hacia dos protagonistas: Anita y Montoya. La que fue una historia cerrada, ha regresado en forma de reencuentro inesperado, justo cuando la convivencia empieza a crujir.
Un reencuentro bajo los focos.
Tras cumplir con una misión propuesta por la organización del programa, ambos disfrutaron de una velada a solas que ha marcado un antes y un después. Cena romántica, confesiones a media voz y una luna llena como telón de fondo: el guion perfecto para reavivar una historia que parecía enterrada. Montoya, visiblemente entregado, le confesó a Anita que haber estado junto a ella ya era su mayor premio.
Las palabras fluyeron con una mezcla de ternura y arrepentimiento. Anita se emocionó hasta las lágrimas al recordar errores pasados y expresó su deseo de enmendarlos. La barcelonesa incluso mencionó su intención de hablar con la madre de Montoya y pedirle perdón por los momentos difíciles que su relación causó en su entorno.
Montoya, por su parte, se desnudó emocionalmente en pantalla: habló de amor, de futuro, incluso de formar una familia. Bajo esa luz plateada, sus palabras se convirtieron en espectáculo, mientras la cámara no se apartaba ni un segundo de sus gestos. Al final, acabaron abrazados, prometiendo dejar atrás lo malo y comenzar desde cero.
El amor también genera rechazo.
Pero lo que para algunos fue un momento entrañable, para muchos espectadores resultó forzado y excesivamente teatral. Las redes sociales se llenaron de comentarios críticos, asegurando que la historia entre ambos ha eclipsado por completo el desarrollo del concurso. Para algunos, la relación ha pasado de ser un relato espontáneo a una telenovela cuidadosamente coreografiada.
La noche más ❤️🔥 de Anita y Montoya bajo las estrellas de Honduras ✨
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Los seguidores más fieles del programa se sienten desplazados por una narrativa que, dicen, prioriza el espectáculo amoroso sobre la supervivencia. Denuncian que otros concursantes apenas han tenido tiempo en pantalla, mientras Anita y Montoya acumulan minutos como si fueran los únicos en la isla. Las críticas apuntan a un desequilibrio evidente que está desvirtuando la esencia del reality.
La situación ha escalado tanto que no han faltado voces pidiendo directamente la cancelación del programa. Acusan a la producción de fomentar un guion prefabricado que traiciona la espontaneidad que hizo famoso al formato. Si bien el amor suele ser bien recibido por el público, esta vez parece haber cruzado la línea del protagonismo aceptable.