Tu hijo no para de llorar. Lo llevas al médico y lo que te receta casi le cuesta la vida. ¿Terrible, verdad? Pues esta es la historia de Hayley Lewis y su pequeño hijo. Al pequeño Lewis no le bajaba la fiebre y su madre, preocupada, lo llevó a su centro de salud más cercano, donde el médico de guardia le recetó ibuprofeno cada ocho horas para una simple varicela. El error de este médico casi le cuesta la vida.
El pequeño, en vez de mejorar con el ibuprofeno, estaba peor. El médico insistía con el tratamiento, estaba convencido de que sólo se trataba de una varicela un poco rebelde.
Llegó un momento en que el niño perdió la consciencia, y su madre decidió dejar de escuchar a los dos médicos que le habían recetado el ibuprofeno y acudir al hospital. Y menos mal, el niño sufría una septicemia. El ibuprofeno había empeorado la varicela haciendo que la infección penetrase en la sangre.
Por suerte, Lewis se encuentra mucho mejor y su recuperación es ya un hecho. Gracias a su madre y su instinto pudo llegar a tiempo al hospital y dentro de poco todo será una historia que contar.