Cambios en la vida de Isabel Jiménez.
Isabel Jiménez es una de las caras más reconocidas de la televisión en España. Desde hace años, se ha consolidado como presentadora de Informativos Telecinco, combinando su perfil profesional con una vida personal que siempre pareció estable. Sin embargo, en los últimos meses, su realidad ha tomado un rumbo distinto, alejado del foco mediático pero no exento de movimientos contundentes.
Su separación de Álex Cruz, con quien llevaba más de 16 años casada, no ha sido un asunto discreto en los documentos legales y empresariales. «Antes de que la revista Semana informara de la ruptura, especificando que no hay terceras personas, se reflejó en los papeles y documentos la separación efectiva del ingeniero respecto de las cuentas, propiedades, bienes materiales y patrimonio de la periodista almeriense.» Una ruptura patrimonial que, más allá del ámbito sentimental, se ha ejecutado con rapidez y determinación.
Los registros a los que ha tenido acceso este medio muestran que Isabel ha tomado las riendas de todo lo compartido. «Los movimientos empresariales y legales llevados a cabo recientemente por la periodista y el padre de sus hijos apuntan a un proceso de desvinculación muy avanzado.» Y lo más llamativo: todo se produjo días antes de que se hiciera pública la noticia de su separación.
De los negocios al silencio.
Uno de los indicios más evidentes fue el cambio en la estructura de Con Alma y Limón SL, la empresa que ambos fundaron en 2015. «Con Alma y Limón SL» había sido un proyecto conjunto centrado en los derechos de imagen, pero ahora Isabel figura como única administradora. Álex Cruz quedó fuera de toda función dentro de la sociedad, sin siquiera un puesto simbólico.
Más allá del aspecto simbólico, este movimiento tiene importantes consecuencias económicas. «La empresa tuvo una facturación de 275.000 euros en 2023 y mantiene un activo cercano a los 200.000 euros.» No se trata de una compañía inactiva, sino de un negocio vivo del que Álex ha quedado totalmente desvinculado.
Lo mismo ha ocurrido con los bienes inmuebles. La presentadora ha asumido la titularidad de las dos viviendas que compartían: su residencia habitual en Madrid y una segunda propiedad en Almería. Ambas han sido legalmente reestructuradas, con una celeridad que da a entender que el proceso no fue improvisado.
Una historia que parecía otra.
Isabel y Álex se conocieron en Almería, su tierra natal. La boda en 2009 fue un evento íntimo y lleno de emoción. «La periodista almeriense optó por una ceremonia sencilla, rodeada de familiares y amigos cercanos, en la que la emoción y la sencillez fueron los protagonistas.» Vestida de blanco, con un diseño floral en 3D y una rosa en el pelo, Isabel protagonizó uno de los días más felices de su vida.
El matrimonio trajo consigo dos hijos y una vida familiar aparentemente sólida. Mientras Isabel escalaba posiciones en la televisión, Álex mantenía un perfil discreto como ingeniero. Juntos, incluso adoptaron un perro, completando la imagen de una familia tradicional.
Pero esa imagen ha comenzado a resquebrajarse. «Por mucho que el entorno de la periodista deje caer que la separación podría no ser definitiva, los pasos dados hasta ahora reflejan una voluntad clara de independencia.» Lo que hasta hace poco era una pareja modelo, hoy es solo una foto del pasado.
El mar que queda.
Recientemente, Isabel compartió fotos antiguas de su boda en redes sociales. En ellas, hablaba de «recuerdos olvidados» y de la belleza de aquel día. Lo hacía desde una perspectiva nostálgica, pero sin dar pistas sobre lo que está viviendo hoy. Tal vez fue una forma de cerrar una etapa, o quizá una despedida silenciosa.
Aún no se conocen los motivos profundos del distanciamiento. «Las causas del distanciamiento no podemos revelarlas. Lo que está claro es que no hay terceras personas involucradas en su ruptura.» Pero sí se sabe que Isabel ha optado por el silencio, al menos de momento.
Mientras tanto, la periodista continúa con su vida, sus hijos y su empresa de moda junto a su amiga Sara Carbonero. «Ahora ni Isabel ni su amiga Sara, caprichos del destino, mantienen aquellos amores que pasearon juntas por la patria chica de la almeriense.» Les quedará el mar de Cabo de Gata y la amistad, testigos silenciosos de una vida que cambia.