Montoya reaparece públicamente tras desaparecer de ‘Supervivientes’ y preocupa mucho a sus seguidores: “Caí…»

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Montoya. El superviviente que dijo basta.

Montoya se convirtió en uno de los rostros más queridos de Supervivientes 2025, pero su paso por el reality acabó de forma inesperada. Llegó a la recta final del concurso, pero su ausencia en el último debate televisivo levantó todo tipo de sospechas. Mientras la audiencia se preguntaba dónde estaba, Carlos Sobera aclaraba que Montoya se encontraba de baja médica. El silencio persistente por fin se ha roto: el propio concursante ha reaparecido con un comunicado contundente y muy personal.

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Desde la casa de sus padres, apartado de la vida pública, ha sido él mismo quien ha querido explicar su desaparición. A través de sus redes sociales, Montoya ha confesado que necesitaba parar. “He tenido que decir basta, basta a una situación en la que me he ido sumergiendo sin darme cuenta, movido siempre por el amor y los sentimientos para agradecer todo el cariño”, ha escrito el finalista, confirmando que su alejamiento no fue repentino, sino el resultado de una acumulación de desgaste emocional.

Su declaración no ha pasado desapercibida. Los seguidores, preocupados durante semanas, han encontrado por fin respuestas. “Pensaba que podía pero las situaciones vividas en los últimos tiempos me han colapsado.
No soy un robot soy una persona”, añade el concursante en su texto, donde muestra una sinceridad rara vez vista en los perfiles públicos de la televisión.

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El precio de la exposición.

Detrás del espectáculo y la fama, Montoya arrastraba un peso invisible. Aunque su paso por Honduras fue una experiencia intensa y significativa, reconoce que no bastó para sostenerle emocionalmente. Su círculo más cercano ya había adelantado que necesitaba un parón. Y él mismo ha querido dejar claro que fue una decisión propia: ni su familia ni nadie externo hablaron por él.

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“Pero todo no vale en esta vida, mis Flamenc@s”, prosigue el comunicado, dejando entrever que hay heridas que no sanan con un simple descanso. Su texto dibuja el retrato de alguien que ha perdido el control en una dinámica que ya no sentía suya: “Llegué a perder mi voluntad, mi fuerza y mi alegría”. No se trata de una rabieta ni de una retirada estratégica. Se trata de salud mental.

Montoya habla de una “pesadilla” que se extendía incluso más allá del sueño. Describe una sensación de persecución constante, alimentada por mentiras y traiciones. “El monstruo de la mentira… esperando a darte la estocada final como para rematar la faena. Sin escrúpulos”, escribe sin señalar a nadie en concreto, pero dejando claro que ha habido personas en su entorno que no estuvieron a la altura.

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Un círculo que se rompe.

El relato toma un giro todavía más doloroso cuando Montoya menciona lo difícil que ha sido protegerse en un medio que “sigue hiriéndote con argumentos inventados”. Ha sido él quien ha tenido que poner los límites, en una industria que muchas veces olvida que detrás del personaje hay una persona. “No todo vale y llega el momento en el que la cabeza dice que hasta aquí, no somos robots, somos personas”, sentencia.

 

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Su entorno ha sido clave en este proceso. Gracias a ellos, afirma haber iniciado un camino de recuperación profesional y emocional. “La salud mental no es un juego… estamos en ese camino para volver a seguir siendo feliz porque es lo que llevo buscando desde hace mucho”. Un mensaje que no solo alivia a sus fans, sino que visibiliza la importancia de cuidar la mente en entornos tan exigentes como el televisivo.

Montoya no ha aclarado si volverá a aparecer en televisión, ni cuándo lo hará. De momento, solo ha querido responder a esa necesidad urgente de contar su verdad. Según su entorno, alejarse de todo fue la única manera de preservar lo poco que le quedaba intacto. A veces, el sueño que parecía alcanzable se transforma en un espejismo que duele más de lo que ilusiona.

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Rupturas, distancias y un punto final.

Su confesión ha removido a todos aquellos que compartieron experiencia con él en los últimos meses. El comunicado ha sido ampliamente difundido en redes, donde la preocupación por su estado había crecido como una bola de nieve. Nadie sabía con certeza qué le había pasado ni cómo estaba gestionando el post-reality. Ni siquiera Carmen Alcayde, con quien mantenía una estrecha relación dentro del concurso, se había pronunciado.

Una de las claves de su malestar parece haber sido el deterioro total de su vínculo con Anita Williams, finalista de Supervivientes 2025 y su antigua pareja en la isla. La propia Williams ha reconocido que Montoya la bloqueó tras el programa y que no han vuelto a hablar. El distanciamiento fue definitivo y acabó con ella refugiada en Barcelona, junto a su familia.

Montoya, ahora más claro que nunca, pone un punto y aparte en su historia pública. “Gracias flamenc@s, estoy deseando devolveros mi cariño y compartir mi felicidad con todos vosotros muy pronto. ¡Os quiero mucho! ‘Montoya va donde brilla’”. Una frase que suena a despedida, pero también a esperanza. Porque, a veces, el primer paso para volver a brillar es saber cuándo parar.